lunes, 10 de mayo de 2010
Clarity, Nathan Gill 4ª parte y final
LA VIDA ESPIRITUAL
La vida espiritual no tiene una gran relevancia en la conciencia, es simplemente una parte del juego de la vida. Pero debido a lo que aparece en el juego, como la evolución individual a través del pensamiento "superior" o de las etapas mejores de la vida, se confunde con el prerrequisito de la conciencia.
El personaje normal, ocupado en las tareas cotidianas de la vida humana, a lo mejor aparece interesado en la religión o en el trabajo personal para avanzar. Podría ahí haber un movimiento hacia la búsqueda de la iluminación y puede que un interés por la no-dualidad, pero para la aparición de la conciencia, esta progresión no es necesaria. Esta podría aparecer en cualquier momento a cualquier personaje del teatro. Ninguno de los aparentes capítulos del juego de la vida tiene la capacidad de producir el conocimiento. El conocimiento Advaita no tiene una habilidad especial para crear una condición para que aparezca la conciencia más que cualquier otra parte del juego de la vida.
La vida espiritual está basada en la presunción de la individualidad, con la unión, con el todo como meta, y como tienen que llegar a conseguir esa meta de dicha unión, hay una serie de técnicas exóticas y métodos previstos por el gran juego para purificar al individuo, para tener en cuenta el "yo" para conseguir la iluminación, etc...
El gusto fundamental que se echa de menos en cada etapa de la búsqueda individual es que el individuo, siendo representado por ti mismo, que eres conciencia, es ya lo que él o ella busca. Nada puede ser el buscador o la buscadora que no sea ya.
La búsqueda y todas las técnicas y métodos empleados no son nada más que otra parte del juego, todo ello es sólo para eso.
La conciencia no requiere de unas cualidades especiales. La conciencia es la forma de una persona sentada en la postura de loto, visualizando una luz púrpura en sus genitales, respirando el universo a través del plexo solar, cantando OM y ascendiendo la espina dorsal por los miles de pétalos de loto; no tiene una más oportunidad de ramificarse que la conciencia en la forma de un drogadicto en el gueto. La conciencia ya está perfectamente presente en todas las cosas, por lo tanto, la re-unión no es ni necesaria ni posible.
La vida espiritual impone muchas condiciones en los "impuros" e "individuos separados"; meditaciones especiales, tener una buena conducta, ceremonias, dietas, una conducta sexual apropiada, la destrucción del ego, la cesación de los pensamientos, el logro de la quietud, entregarse a un gurú, etc...
La conciencia, siendo ya conciencia en cualquiera de las formas en las que aparece, no necesita una dieta vegetariana, celibato, sexo tántrico, meditación o gurús. La conciencia ya es todas estas cosas. Si hay gusto por practicar sexo tántrico, entonces está bien. Pero esto no ayuda a reconocer "eso" que tú ya eres.
La atención del personaje podría irse a sitios exóticos o reinos diferentes, ver las continuas destrucciones y creaciones del universo a nivel atómico y experimentar la estática y cósmica unión de Shiva y Shakti. Pero cuando vuelves no olvides irte a trabajar el lunes, ¡paga la cuenta de la luz y limpia el baño!
Tú, conciencia, también apareces en el juego y en el rol de profesor, maestro y guru. En algunos casos puede todavía estar produciéndose alguna experiencia trascendental, en la cuál el individuo cree ser su iluminación. Si el individuo está todavía siguiendo a algún guru o alguna lección antes de la experiencia, será que las creencias y los métodos que parecían dirigirse hacia la experiencia pasarán a los seguidores individuales como "la verdad".
Como parte del juego, algunos de estos "maestros" pueden tener la cualidad de inducir experiencias inútiles en el discípulo vía transmisión energética, muchas veces una fuerte atracción por el discípulo.
No hay nada malo en todo esto, todo esto es la perfección del juego, cógelo, diviértete, nada de esto conduce a la conciencia.
YO SOY ESTO, PERO...
Soy eso, pero... necesito tener responsabilidades, sanar mi vida, profundizar más, estar más despierto, estar aquí ahora, tener calma interior, salvar el planeta, expresar mis emociones, pensar positivamente, ser un testigo, ser dichoso, encontrar a un gurú, ser útil, encontrar sentido a la vida, calmar mis pensamientos, trabajar bien, estar alerta de mi ego, entrar en la madurez, ser más práctico, conseguir la iluminación, encontrar mi compañero del alma, organizar una ceremonia, ser iniciado, estar en contacto con mis sentimientos...
quizá lo hagas, ¿cómo podría reprochártelo? mientras que tú estás ocupado con todo eso, yo me iré, me tomaré una taza de té y leeré el periódico.
LO QUE YA ES
La perfección es ahora, la presencia no viene del pasado, y no va hacia el futuro. Todo parece ya como un juego en el despertar.
El aparentemente individuo separado puede involucrarse con su propio perfeccionamiento, vida espiritual o cualquier otra cosa durante la expansión de la vida. Pero sólo la conciencia de lo que realmente eres mina la búsqueda del despertar o de ser cualquier otra cosa menos lo que ya eres.
LO OBVIO
El juego de la vida no es una creación separada vista y presidida desde arriba por ti mismo. Tú, conciencia, apareces como el juego ya bien despierto, incapaz por lo tanto de despertar. Siempre estás seguro de lo que eres, incapaz de despertar. Siempre estás seguro de tí mismo, nunca te ocultas.
Los personajes en el juego no tienen una existencia separada, sólo una vida aparente. Estos son tú celebrándote a tí mismo, inmerso en el gran juego de la vida, reconociéndote a veces en ellos y como la aparición de tu juego.
La comunicación acerca de la conciencia no tiene una especial relevancia sobre cualquier otra parte del juego. No tiene ni mérito ni importancia. No tienes ninguna meta que lograr.
Con la conciencia todo esto se hace obvio; tu apariencia como juego en todas sus formas miríadas, el reconocimiento de la no necesidad de todo eso.
Ahora eres conciencia, apareciendo en el juego como un personaje. Puede que pienses que necesitas confirmarlo. Olvídalo, relájate. Lo eres.
Con mucho amor de tí para tí mismo.
EPILOGO
Lo que se ha visto hasta ahora no es más que una cosa; es la búsqueda. La última meta o precio parece ser lo que ya es. No hay nada ni nadie a quien buscar. Hay un despertar sin que nadie despierte. Todo en ti ha sido el blanco de tu propia broma. La magnificiencia de todas las apariciones, en cada sitio que mires y que busques ves simplemente tu propio juego o sueño de ser. No hay nada y nadie, y todavía sigue habiendo despertar allí por donde aparece cada cosa, incluyendo la aparición como un hombre o una mujer. Estás y siempre has estado completamente despierto, consciente y presente, pero simplemente fascinado por tu propio juego cósmico.
El personaje, Nathan, vio la iluminación como un escape de lo que parecían problemas, pruebas y el aburrimiento de la vida cotidiana. La vida cotidiana continúa pero no lo hará más por la distorsión de la presencia. La búsqueda de lo extraordinario ha terminado. La vida es como es.
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