lunes, 10 de mayo de 2010

Clarity, Nathan Gill 3ª parte


CONCIENCIA

Tú eres conciencia, eres único, todo lo que es, la raíz de toda aparición. Todas las apariciones empiezan y acaban en la conciencia, nada más ocurre de nuevo. La gente pasa, las nubes van, las conversaciones ocurren, los pensamientos aparecen y desaparecen, todo el presente se desarrolla en la conciencia.
Esta aparición del sujeto es ya la perfecta expresión de la unidad, nada tiene que cambiar para que esto sea como es. La iluminación y el despertar no son necesarios, todo está simplemente en el guión del teatro. Sólo existe la conciencia y la unidad, sin darte cuenta de la fascinación con el juego de las imágenes, has descansado en el reconocimiento de tu verdadera naturaleza.
La apariencia actual, sin embargo ordinaria o extraordinaria, es el contenido de la conciencia. El "permiso" de la vida tal como es, más que el esfuerzo por estar atento del "yo" o de iluminarse, permite la búsqueda de la naturaleza. En el juego de la vida, todos los esfuerzos por estar alerta del "yo" y de iluminarse dan paso a la búsqueda. En el juego, todos los esfuerzos de estar alerta del "yo" apenas refuerzan la identificación con él. Descansar en la vida tal como es proporciona al final una vida ordinaria corporal con algunas buenas trazas de iluminación. El pensamiento continúa apareciendo, la vida va, pero no conlleva más la complicación de la búsqueda de la unión. La vida es vista como una expresión del todo más que una búsqueda de esta.
La conciencia y el contenido son uno, conciencia. Tu eres conciencia, despierto y consciente y una aparición como un todo en el presente.

EL JUEGO DE LA VIDA

Visto en conciencia, la vida aparece como un gran juego. Tú, conciencia, interpretas todos los personajes y esa parte del juego que tú usualmente interpretas sin saber tu identidad real. Pero a veces como parte del espectáculo, se reconoce tu verdadera identidad.
Cuando el personaje participa en el juego sin reconocer su verdadera naturaleza, cuando se coge en serio el papel y todo el argumento del "teatro" rebrota, y si un papel se interpreta habiendo conciencia de la propia naturaleza del ser, el "teatro" o juego se ve como es en realidad.
Cuando la verdadera naturaleza es obvia, el personaje no desaparece en un flash de una luz ni se pone la toga ocre y coge disápolas, ni enseña verdades espirituales, aunque algo de esto es posible, dependiendo de la pauta del personaje en el teatro.
El personaje supuestamente aparece antes del reconocimiento del ser y es probable que continúe llevando lo que es una vida sencilla en el teatro. No es incluso necesario que éste le diga o comunique a alguien lo que es ya obvio.
Es tu entretenimiento cósmico. Tú eres tu teatro. No tienes una existencia separada de ti mismo.

LA VIDA TAL COMO ES

Cuando toda la historia conceptual de toda una vida extendida en un pensamiento bajo el contenido presente de conciencia no se disfruta en serio, hay una relajación natural en la identificación con el "yo", la sensación del sentido personal es una aparición de la conciencia además de una aparición del cuerpo físico.
La identificación con el "yo" o con el propio sentido del "yo" no es más que una aparición del conocimiento, en añadidura a la aparición de la imagen corporal.
El admitir que la vida es tal como es, más que cualquier esfuerzo por estar atento al pensamiento del "yo" o de volverse un iluminado, permite profundizar más en el todo con naturalidad.
En el juego, todos los esfuerzos por estar al tanto del pensamiento del "yo" refuerzan la identificación de uno con ese "yo".
Descansando en la vida tal como es uno no trae una vida ordinaria corporal a un fin con algunas tracas mágicas de fuegos artificiales de iluminación. El pensamiento continúa apareciendo, trae la vida, ya no tiene la necesidad de la búsqueda de ello.
En conciencia, cualquiera que sea tu presencia física ya es perfecta, incluyendo cualquier juego de identificación con el "yo", y también cualquier búsqueda de la conciencia del "yo". La vida como personaje es simplemente el juego de apariciones en conciencia y no necesita despertarse. Sólo hay un despertar.

Nathan Gill, Clarity

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