domingo, 9 de mayo de 2010
Clarity, Nathan Gill 2ª parte
LA HISTORIA
Nací en 1960 en el suroeste de Inglaterra en una familia de clase trabajadora. Como crío era apasionado y curioso, pasaba horas leyendo libros de misterio y de aventuras, hobbies los cuáles me tenían absorto en la búsqueda de artefactos antiguos y largas caminatas por el campo cada vez que tenía oportunidad.
La búsqueda comenzó a una edad temprana, cuando crecí, mi agitada vida dio lugar a dificultades para elegir una profesión y en enfocarla a un área concreta. Dejé la escuela tan pronto como pude, decidí prepararme para chef y finalmente terminé trabajando en la construcción. Disfrutaba mucho con esto, absorbía mis agitadas energías y no requería por mi parte de ninguna responsabilidad.
Me puse a trabajar, ello me liberaba para poder dedicarme al placer de lo que tenía en mente. Tuve un gran interés por los misterios del cuerpo y del universo, experimentando con varias dietas y tratamientos herbales, mirando las estrellas, comiendo setas alucinógenas y machacando el cuerpo hasta el límite en el gimnasio.
A los dos años tuve que parar. Una lesión en el hombro me obligó a dejarlo.
Mi mujer dio a luz a nuestra primera hija a los veintidós años y cambié el trabajo de la construcción por la horticultura; durante muchos años recogía fruta en los terrenos de Kent de primavera a otoño y en otras épocas del año cuidaba del jardín.
Durante mucho tiempo empecé a pensar en temas espirituales y esotéricos. Allá por 1985 me afilié a una hermandad fraternal los cuales me enviaban clases mensuales sobre la "ley universal" y el misticismo. Disfrutaba cada semana haciendo experimentos y leyendo monográficos.
A los dos años me interesé en la enseñanza de un difunto maestro indio. Se ofrecía en lecciones mensuales y llevaba incorporada una relación guru-discípulo ¡incluso estando muerto! le dediqué mucho tiempo y acabé absorto en la búsqueda de la iluminación; esta fue mi nueva obsesión.
Después de un par de años y de muchas técnicas espirituales, me harté y me volqué en un libro de un guru del oeste. Este libro decía que ya estaba "despierto" y que no necesitaba encontrar la liberación. La verdad de lo que decía el libro parecía obvio. Sin embargo, él, el guru. en los siguientes años y en los siguientes libros, se proclamó a sí mismo el maestro del mundo y ofrecía una relación de guru-discípulo a todos aquellos que estuvieran interesados.
Bien, esta vez no seguí nada de todo esto, aunque durante algo más de los siguientes cinco años leí unos cuantos libros más suyos, y también otros tantos libros espirituales a los que pudiera poner las manos encima. Nada me sorprendía la manera en que el libro del guru del oeste había hecho mella en mí. Una parte de mi sabía que era verdad de que yo ya estaba despierto y era libre, pero todavía estaba confundido porque parecía ser justo una persona normal con todo tipo de problemas que tiene la gente común. De todos modos, me empapé de las enseñanzas de este tío y de los temas más tradicionales, y después culminé el tema Advaita, leí todo de y sobre los grandes maestros del Advaita.
Mucha de la confusión que había sentido antes se disolvió, entendí que todo lo que hay es conciencia. Por lo tanto, ¿por qué sentía que era un "yo" separado? Si ya era libre y estaba "despierto", ¿por qué mi vida parecía un montón de mierda?
En el año 1997 leí el primer libro de Tony Parson. "El secreto abierto". Le contacté y me invitó a acompañarle a un coloquio en una casa de Londres. Pronto me quedaría claro el místico en el que me había convertido. Tony se presentó como un hombre sencillo y habló con humor y paciencia. Escuché lo que dijo en respuesta a las preguntas de la gente y quedé enamorado de la simplicidad de sus respuestas, fui a más coloquios durante el siguiente año y hablaba con Tony por teléfono cada vez que podía.
Quise convertir a Tony en mi maestro, pero me explicó que no tenía nada que enseñar y simplemente señaló que sólo existía la conciencia; lo que ya soy, aunque ya lo había entendido hasta cierto punto, ahora realmente empecé a hundirme realmente.
Tony señaló que no era necesario que hubiera ningún tipo de acontecimiento asociado al reconocimiento de nuestra verdadera naturaleza. Bien, mientras esto ocurría, en Septiembre del año 1998 algo sucedió. Estaba cuidando del jardín, estaba lloviznando, alcé la vista y tuve una sutil sensación de "mi" como si no estuviera allí. Me monté en la bicicleta y pedaleé por los terrenos, parecía como si estuvieran proyectando una película sin que tuviera que esforzarme por formar parte de ella. Con este repentino "atisbo" del yo, toda la necesidad de entender disminuyó según se revelaba el conocimiento.
Incluso aunque Tony señaló que un acontecimiento no está necesariamente asociado con el reconocimiento de nuestra naturaleza como conciencia, yo obviamente había estado esperándolo, porque ahora que estaba ocurriendo, parecía como si se me diera "permiso" para "despertar". Sin darme cuenta había estado esperando una confirmación de mi verdadera naturaleza. Llamé a Tony y excitado le expliqué lo que me pasaba, y con esto el habla salió de "mi" más que del punto de vista del "yo". Tony reconoció que yo no estaba ya más relacionado con "él" como un personaje separado tratando de conseguir algo, por ejemplo desde el punto de vista del parecer y del entrenamiento.
Pasaba el tiempo y la fascinación por el "yo" empezó poco a poco a volver y a reclamar mi presencia en ello, el cuál era precisamente la ausencia del "yo" como "mi" iluminación, "mi" despertar. Había un punto en la sensación de una repentina liberación, una dicha que crecía en ausencia del "yo" siendo la iluminación que había estado esperando.
Me desperté al día siguiente, ¿estaba la iluminación todavía ahí? ¡Sí! Pero pasados unos días, noté que la sensación de liberación disminuía poco a poco, pero un par de días después volvía a llenarse otra vez. Pasados un par de semanas con ello yendo y viniendo y con el "yo" reapareciendo y tratando de mantenerse en su propia ausencia, fui a uno de los coloquios de Tony y estando allí parece que volvía a llenarme de dicha. Pero entonces, unos días después, otra vez desaparecía, y volvía otra vez a aparecer esa fascinación por el "yo". No le dije nada de eso a Tony y estuve un tiempo sin ir a las reuniones. Me sentía confundido.
Entonces leí el libro de una mujer que describía una ausencia del "yo" el cuál duraba muchos años. Después de un tiempo, algunos maestros le dijeron que era iluminación. Entonces ella enfermó y murió, y después de su libro, escrito por un amigo de ella, leí que en el momento cercano a su fin ella estuvo confusa y frustrada porque la experiencia había desaparecido y el "yo" había vuelto a ella.
De repente quedó claro que estas experiencias donde el "yo" desaparecía repentinamente pueden ser muy confusos, tanto como lo que se sabe de la conciencia. Así como una experiencia puede durar unos pocos segundos o diez años o más; pero si no es que el "yo" se vea como lo que es, como un simple pensamiento, entonces cuando vuelve este "yo", hay una sensación de pérdida, un sentimiento de reclusión, confinamiento por ser el personaje identificado, el deseo crece más que la iluminación, y ahí está la sensación de volver a la agitación y a la tensión del juego de la espera.
Ahora eso era visto como un gran juego de la vida. Sólo hay conocimiento, pero este, según parece, está cubierto por la fascinación por el pensamiento del "yo" y por todos los otros pensamientos que aparecen como "mi" historia. Nuestra verdadera naturaleza como seres conscientes son la conciencia y las apariciones. El "yo" es simplemente una parte del escenario y como aparecen los otros tipos de imágenes, y cuando es visto con profundidad, o cuando también es visto para qué es, entonces la espera y la tensión desparecen por sí mismas.
También estaba claro que la visión del "yo" no es necesariamente un suceso repentino, pero que puede aparecer gradualmente, como una parte del juego de la vida. Y más que en una ráfaga de dicha, la natural calma del ser se revela sutil y gradualmente.
La confusión apareció. No necesité más de ninguna experiencia ni de ningún repentino atisbo del "yo" para probar mi naturaleza como conciencia. Estaba claro que todo el tiempo de mi vida y de mi búsqueda espiritual aparecía como un juego en la conciencia y entendí la confusión sobre todo este tema de la espiritualidad y como la "unión" y la iluminación se confunden con la conciencia.
Este reconocimiento de mi verdadera naturaleza no tenía que ver con ningún tipo de suceso. Estaba claro que un suceso de cualquier tipo de estos, se confunde fácilmente si ocurre teniendo conciencia; es la visión entre el "yo" y la historia del pensamiento.
Obviamente, lo que me ocurrió en el jardín no era significante, como tampoco lo es ningún otro suceso. El que ocurriera este, sólo hizo crecer mi confusión, permitió que viera claro cómo había estado yo esperando a poder tener una visión de lo que soy. Esta conciencia no depende de la ausencia o presencia del "yo"; si el "yo" aparece hay que verlo simplemente como lo que es.
Para acabar este capítulo, durante los años de la búsqueda espiritual me divorcié, me casé y me volví a divorciar. Mis hijas sólo tuvieron uno de los padres durante su período escolar. Me afinqué en un pequeño pueblo de Kent con la salud delicada, y hasta hace poco he trabajado de jardinero. La vida es agradablemente tranquila y simple.
Clarity de Nathan Gill
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