Podemos crear nuevamente el mundo. Sólo que, ahora, lo
hacemos desde la comprensión de la verdad de la cual no éramos conscientes; ya
no repetimos fórmulas creadas en un bajo nivel de conciencia. Somos creadores
en un nivel de conciencia superior. Todos los mundos estás siendo creados y
destruidos en este instante. Creados y destruidos sin interrupción. La creación
no termina, es expansión perfecta. Los conceptos de tiempo y de distancia son
limitaciones mentales nacidas en laboratorios igualmente mentales, para ordenar
pensamientos limitantes que no captan la conciencia creadora en su plenitud. ¿Qué
haría la mente si supiera que no tiene tiempo? ¿Qué harías ya mismo si supieras
que no te queda más tiempo? Ningún tiempo posible. ¿Qué harías? Ni siquiera
puedes pensarlo, porque no hay tiempo ni para pensar. Lo único que podríamos
hacer es “Ser”; ser lo que somos, ese ser que ha estado cubierto, velado por el
tiempo, por un pasado que lo marcó y por un futuro que lo perturba y atrapa. Ese
ser, de golpe, está libre de pasado y de futuro, entonces, sólo puede ser lo
que es en este instante. Ya no responde a nada fuera de sí, únicamente es
responsable de sí mismo, vive su único estado posible. Éste. Ya. Eso es lo que
somos, y eso es lo que el mundo no quiere que seamos, porque si despertamos, el
mundo pierde todo control, pierde todo poder.
¿Cómo puede el mundo controlar a una persona que sabe que es
libre, que ya sabe que no hay nada que pueda o no sucederle en el futuro,
porque todo futuro depende del ser en estado presente? Un ser que expresa su
capacidad, su libertad, desconoce todas las limitaciones sobre las que se basa
la sociedad. Como no responde al tiempo, se quita automáticamente toda la
información del pasado, es decir, el sufrimiento acumulado que nos convierte en
peones patéticos de un partido de ajedrez que ya está perdido de antemano.
Un ser que despierta, que se recrea, que sólo usa la mente
para recordarse a sí mismo en su estado puro, verdadero, libre, trascendente,
ya no tiene más miedo al futuro ni dudas respecto de él, ni siquiera deseos de
ser feliz, porque ya lo es en este instante, no tiene nada que lograr porque ya
lo es todo, no tiene nada ni nadie de quien esconderse, porque no ve nada ni
nadie separados de sí o en conflicto con el momento presente. Un ser así no se
identifica con su cuerpo y lo recrea mientras lo está utilizando en el momento
actual. Y, por sobre todo, no le tiene miedo a la muerte, porque sabe que no
puede morir. Un ser así llega a un estado tan sublime, tan real, que sólo vive
y genera vida en cualquier plano y situación en la que se exprese y manifieste.
Un ser así es lo que tú eres.
Claudio María Domínguez
(Despertemos ya mismo)
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