domingo, 26 de septiembre de 2010

La divina paradoja


Yo no estoy aquí.

Cuando me miras, lo único que ves es un montón de carne y huesos, un montón de carne y huesos que tiene aspecto de comportarse de forma predecible y que emite sonidos y olores también predecibles. Y al ver esta conducta, cuentas la historia de Jeff Foster. Ésa es la figura que tú has creado de mí. Ése soy yo según tú.

Pero ¿existe en quien ahora os habla un “yo” verdadero al que tú te estas dirigiendo? ¿Existe realmente ese “Jeff” que tú consigues reconocer y a quien asignas un nombre?

Jeff Foster

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