miércoles, 20 de enero de 2010

Libres de creencias


Pasarán los pensamientos según las creencias que hayamos ido alimentando: lo que hayamos oído, lo que haya pasado a nuestra zona consciente, lo que surja en la zona inconsciente que teníamos en reserva, a partir de situaciones no comprendidas. Todo lo que vivimos desde el pensamiento, desde la opinión, desde la creencia y no desde la verdad, estará acumulado en espera de ser comprendido. Y a eso se llama inconsciente. El inconsciente se alimenta de aquello que no se ha visto bien. Lo primero que he de hacer, por tanto, es encontrar una vía para comprenderlo. No bastará con dedicarme a hacer trabajos con el inconsciente, porque de esa forma lo único que haría es acumular más y más cosas no comprendidas. Toda técnica que aplique para cambiar cosas desde dentro del psiquismo desde el nivel pensado, va llenando más el cuarto trastero del inconsciente, porque inmovilizamos las cosas sin comprenderlas y siempre queda un residuo.
Solamente hay una manera de mantener nuestra mente en libertad, sin dependencias del inconsciente. Encontrémosla.
No existe ningún enemigo oculto; todas las cosas están siempre presentes porque la vida nos las está colocando delante. Todo lo que no he comprendido es mi enemigo. Y al plantearlo así vemos que no hay nada que tengamos que hacer ante ese enemigo más que comprender. Pero ¿comprender desde dónde?, ¿comprendemos con toda la carga del pasado, planeando un método para hacer algo? Así seguiría en el mismo sueño, acumulando conflictos y contradicciones en mi vida. De hecho, lo que considero que soy yo, lo que llamo "yo mismo", que es ese conjunto de pensamientos según las experiencias del pasado, eso no puede nunca comprender porque lo que toca lo manipula y se convierte en emociones. Este yo personal no puede comprender porque siempre lo que ve es lo que me conviene o lo que no me conviene, lo que pensarán los demás, lo que producirá buena imagen, lo que está bien para lo que me propongo, lo que tengo que hacer para que los demás me sigan, para resultar cariñoso y que me quieran. Desde ese lugar, desde ese yo que es un cúmulo de pensamientos nunca podré comprender.

Consuelo Martín

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